Pero esas manos no se encuentran ahí por eso. Supongo que lo que implica vivir es tratar de destapar esos huecos que las manos tratan de ocultar.
Los que no ven ni oyen van tocando el lugar y agarrando lo que pueden.
Como no los dejan ver, creen en cosas inútiles, se unen en causas sin fin.
Los que no escuchan no entienden el discurso del otro, simplemente se escuchan a ellos mismos, contaminados por sus pensamientos. Se engañan, se mienten. Niegan, no quieren comprender. Se quejan.
Se muestran al mundo viviendo su mentira, su sonrisa hecha con dientes de dinosaurios. Quieren morder dónde no hay carne, quieren sentir dónde no hay nada que palpar. No ven ni oyen, manejan sus mentiras como titiriteros.
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