25/1/12

bleh

Qué sensación extraña
entender que después de varios días,
-en un lugar que no era mío y al cual no pertenecía-
lo único que añoraba
era una especie de ser viviente
con cuatro patas, un hocico
una naricita linda que moja
que se llama Julio.
Y que duerme conmigo.
(quién dijo, igual, que no deseé millones de veces escaparme al orto del mundo y que no me interesen ni las mareas ni la espuma del café. eh? quién dijo?)


Sensaciones extrañas sentí más de la cuenta,
la mayoría de las veces me sentí invadida
lo cual era ilógico ya que yo era la intrusa.
-ego ego ego que sube-
Me sentí disminuída. Salada.
Como una milanesa, llena de arena.
Me dolió, la mayoría de los días,
lo rojo de la carne, las ganas de leer o de fumarme un porro tranquila,
el hormiguero que es esa ciudad del carajo.
A la que prometo no volver.

Siempre que vuelvo a malos aires prometo no volver más a ningún lado.